Surge un nuevo modelo empresarial que responde a la necesidad de adaptarse al entorno actual: complejo, retador y cambiante. ¿Estás preparado?

En coherencia con el propio concepto VUCA, estas siglas ya casi han dejado de ser algo novedoso. Todo el mundo ha entendido, o porque le ha llegado de fuera o porque lo ha experimentado directamente –si es que hoy en día éstas son dimensiones distintas– que este momento convulso no es transitorio, que el nuevo paradigma es que se rompen constantemente los paradigmas. Tenemos que ser cambio. Y saber gestionarse en el cambio no es una habilidad puntual, pasa a ser una imprescindible para desenvolverse en este mundo Volátil, Incierto, Complejo y Ambiguo. Véase que no digo para “sobrevivir” porque no comparto la acepción de algunos, el mundo VUCA es una oportunidad de aprender, de comprender, de simplificar y de agilizar.

Leo en algún sitio, entre la abrumadora cantidad de información disponible, que el nuevo entorno de negocio cambia 6 veces más rápido que hace cuatro décadas. Es un dato impactante, sí, pero únicamente durante unos segundos, inmediatamente, a ritmo frenético y tras las conexiones adecuadas, se comprende que los avances tecnológicos nos están llevando a una revolución global que nos catapulta hacia el futuro: tecnologías en la nube, el big data, economías colaborativas…. La llamada Era Digital nos trae grandes dosis de incertidumbre y el requerimiento de estar ínter e hiper-conectados con el entorno. Los volúmenes de información a manejar hacen que ésta sea desigual, rigurosa a veces, contradictoria en ocasiones, no siempre fiable o contrastada.

El caso es que todos estos elementos, entre otros, han modificado el mundo de las organizaciones y, consecuentemente, la forma en la que trabajamos. Durante los últimos 15 años hemos visto que las empresas exitosas eran aquellas de enormes cifras de beneficios, un equipo directivo controlando las decisiones, desde un planteamiento de privacidad y reserva de la información, buena planificación estratégica, procesos exquisitos orientados a la eficiencia operativa y una estructura jerárquica sólida, como el negocio. Pero ¿vale este modelo en el nuevo entorno?

Porque nos referimos a un entorno que introduce una variable absolutamente condicionante:  la baja predictibilidad sobre lo que va a ocurrir, y una solución ligada al ritmo trepidante en el que se avanza: la agilidad. Y de la combinación de ambos factores, surge la idea de las organizaciones responsivas. Se trata de un nuevo modelo empresarial que responde a la necesidad de adaptarse al entorno actual: complejo, retador y cambiante; responde mediante una adaptación rápida; responde gestionando la múltiple información que maneja; responde en la incertidumbre, aprendiendo de forma participativa; responde sin renunciar a la calidad y la exigencia y mientras responde, amplifica sus resultados.

Empresas tipo GAFA (uno de los acrónimos de moda, utilizado para hacer referencia a las cuatro grandes compañías tecnológicas: Google, Amazon, Facebook y Apple) que tan sólo en los últimos 5 años han tenido un crecimiento en ventas del 55% y están capitalizando exitosamente los retos y complejidades del entorno, son los ejemplos más claros de organizaciones responsivas. Y lo son, básicamente, porque han logrado evolucionar su forma de trabajar: ponen más foco en el propósito de la organización que en los beneficios económicos, toman las decisiones más que a través del equipo directivo, a través del empoderamiento de los empleados, han creado procesos ágiles que permiten tiempos de reacción cortos en los que prima la experimentación por encima de la planificación, aseguran la transparencia en la información y han migrado a estructuras basadas en redes de colaboración (redárquicas) que implican a todos los Stakeholders. ¿Y estos no son rasgos posibles en cualquier organización con independencia del tamaño?

En definitiva, las responsivas son organizaciones que van a la esencia, poniendo a todos sus actores (clientes, empleados, partners) en el centro desde el marco compartido que las hace auténticas y singulares constituido por el propósito y los valores, allí donde se concentra su verdadero valor de marca y de equipo, allí donde se desarrolla la inteligencia conectiva.

Y he aquí un concepto diferente, la inteligencia conectiva, que da para otro post y aparece a sólo unos párrafos de distancia de la reflexión con la que empezamos éste. Así son los tiempos VUCA.